Hace una friolera de años escribí "Sangre Azul", un libro de cuentos que para mi sorpresa absoluta vendió. Vendió bastante, para Chile. Y si hubiera sido publicado en Estados Unidos, también hubiera vendido bastante (en USA los libros no venden mucho, lo que pasa es que se publican millones de libros, y los que venden, venden). En fin. Nada. Que tengo ganas de escribir cuentos de nuevo. Pero sé que ya el horno no está para bollos. Los cuentos no se leen. Las novelas no se leen. Muy poco se lee.
Tal vez este -el blog- sea el formato para publicar cuentos.
Tal vez ya no haya que vender nada, excepto autos o celulares.
Me compré el Best American Magazine Writing 2005. Es el libro que junta los reportajes finalistas de la Asociación Americana de Editores de Revistas (ganadores 2006 aquí).
Hay un reportaje allí aparecido en la National Geographic Adventure (aquí un trozo de él). Se trata de elefantes en una región de la India en la que hay muchos, y compiten con los humanos por la comida. Sucede que como se ha desforestado hasta el contre (buen término, ¿no es el hígado del pollo?), los elefantes vagan por los campos y las aldeas en busca del poco bosque que queda y de comida. En esos menesteres, los elefantes han pasado, literalmente, encima de los humanos, así que no son algo simpático en las aldeas. Pero como también hay muchas aldeas, los tipos corretean al elefante... a la aldea del lado. Es un cuento de nunca acabar.
¿Por qué los lugareños simplemente no matan a los elefantes? Porque en la India desde hace dos mil años se le rinde culto a Ganesha, entidad del panteón hindú con cabeza de elefante. El animal es Dios. No matas a Dios. A lo más lo auyentas golpeando cacerolas.
En fin. Leyendo el artículo se me vino la idea de un cuento. Contaban que no hace mucho, una mamá elefante con sus dos hijos, de pocos años de vida, cruzaron una línea férrea. Uno de los cachorros (¿se dice así?) se quedó atrapado. La mamá trataba de sacarlo embistiéndolo. El tren se acercó. La mamá se desesperó. El otro cachorro se puso a ayudar. La mamá barritó (el elefante barrita) al tren, para asustarlo. Murieron los tres.
No sé si algo de elefantes sale de aquí. Aunque pensándolo bien ya se escribió algo así: "La decisión de Sofía", de William Styron.
Elefantes y humanos.
Nada, solo pensando.
4 comentarios:
Buenas
La otra vez andaba en la feria de las pulgas de Valparaíso -esa del domingo- en busca de revistas deportivas y de repente me encuentro con "Sangre Azul". Pensé: "ah, un libro de fútbol", pero en la contraportada no sé si tú o quien escribió el texto que aparece ahí aclara, mejor dicho advierte "no son cuentos de fútbol. Es literatura de fin de siglo". Ah...entre ofendido (entendí que la literatura no es para "peloteros") y curioso, decidí comprar tu obra.
¿Quieres saber el precio? apenas $500, los mismos que me faltaron para comprar un empaste con 20 revistas "Estadio" de la década del cincuenta...
"Chuncho reculiao" pensé. Después de un par de meses lo comencé a leer y me ha gustado, sobre todo la historia de Hammer y la lamparita.
Valió la pena.
Saludos.
Notable. Creo que pasarás a formar parte de mis sitios de lectura frecuente.
Saludos,
Tengo una amiga que se alegra cuando se encuentra con artistas que, como ella, piensan que el único objetivo de crear es la creación. ¿Qué importa si no te leen/compran? Para eso hay agentes y editoriales ¿no?
Esto lo digo yo que como solución simplemente no creo nada, jaja.
Escribe el cuento. Aquí mismo en el blog.
Préstame el libro del BAMW.
Se dice elefantito, no cachorro.
Que pena que se murieron los tres.
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