Escritor, periodista. "Nuestro Terremoto", el 27/F en la empresa Arauco. "¡Independencia!", siete crónicas históricas de la revolución que nos parió. Ambos en venta en librerías.
20060103
Mi nombre es Mandrake
Qué lata que sepamos tan poco de Brasil. Qué lata que sepamos tan poco, por ejemplo, de Rubem Fonseca, un escritor que tiene sus buenos ochenta años. Tal como nuestro gran Luis "Paco" Rivano -Premio Nacional de Literatura AHORA para él-, Fonseca también fue "paco", claro que en Río de Janeiro. Pero no pasó mucho tiempo en las calles, sino en la oficina, ocupado, en los años cincuenta, de las relaciones públicas de "la institución", como dicen acá. Cuenta una biografìa suya que en esos años los policías cariocas eran más parecidos a jueces de paz que a lo que se entiende ahora por policía, y que en ese sentido, Fonseca era un maestro. Con el paso del tiempo, Brasil perdió un relacionador público y ganó un escritorazo.
Tengo en mis manos "Y de este mundo prostituto y vano sólo quise un cigarro entre mis manos", una de las novelas de Fonseca. En portugués el título es levemente distinto: "E do meio do mundo prostituto sò amores guardei ao meu charuto", que se traduce como que en el medio de un mundo puto, sólo amó a su cigarro (¿"Y en el medio de un mundo puto sólo quise a mi pucho" hubiera sido mejor?), pero la traducción al español quiso conservar la rima y no lo hizo mal. Aunque no lo he empezado, me doy cuenta de que el protagonista del libro es un abogado criminalista llamado Mandrake.
Lo que me lleva a Mandrake, serie que recientemente exhibió HBO los sábado en la noche, después de la muy calentona e interesante "Roma", y que repitió los jueves. Mandrake es de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Para hacer una larga historia corta, Mandrake es un abogado criminalista, pero que no trabaja tras un escritorio. Su labor es ayudar a ricachones en problemas con los bajos fondos. Mandrake se mueve como peixe en el agua por un Río de Janeiro que no tiene que ver con los turistas ni las favelas, sino con los policías, los tipos listos, los travestis y las putas. Es un río urbano, no una postal, fotografiado como los dioses. Mandrake tiene dos novias al mismo tiempo: la joven y loca Bebel, y la menos joven pero no menos loca Berta. Mandrake tiene tres vicios: mujeres ("estoy apaixionado de todas las mujeres"), habanos y vino. Mandrake, en el argot brasileño, tiene que ver con alguien que por dentro es mucho más de lo que aparenta, tengo entendido.
Hay una maravillosa escena en uno de los ocho capítulos que se hicieron. En ella, Mandrake va a buscar a Bebel a la playa. Bebel es la garota perfecta, media rubia, media negra por el sol. Está en la playa y le dice que le toque el poto, que lo tiene duro por el gimnasio, que se esfuerza mucho, que la felicite. Mandrake está vestido con un terno negro. Aunque ella se lo pide, Mandrake se niega a sacarse el terno y meterse al agua.
No soy Fonseca. Soy incapaz de reproducir aquí las profundidades del misterio humano a las que se lanza Mandrake. Sólo diré que hay cierta tristeza, cierta melancolía en su mirada. Está en el mejor lugar del mundo, pero es así.
Sitio Mandrake en Portugués. ir a "Cinema y TV"
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5 comentarios:
Además que estáfilmada porvarios directores brasileiros, con diferentes estilos muy atractivos.
Excelente serie, por suerte me picó la curiosidad y ví el primer capítulo.
Ojalá tengas un buen año 2006.
No alcancé a decirte antes del jueves... que mis queridos padres aparecen como extras en la película Roma, de Fellini. Me llevaron a verla cuando chica así que me consta. La pareja de "lolos" cuáticos (lentes oscuros gigantes para mi mamá) camina por un parque...
Isabel, me refería a Roma la serie de televisión, no a la de Fellini. Igual excelente dato, hay que arrendar Roma de Fellini, que es bastante mejor que la serie.
Sí, lo eres.
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