Es uno de los chistes más viejos de las tablas anglosajonas, y de acuerdo a Frank Rich, en el New York Times, "el más grande chiste cochino de todos los tiempos".
La rutina es simple. Se trata de una familia que llega donde un agente de variedades y le dice que tiene un espectáculo. Luego viene la descripición del show: una majamama de incestuoso sexo que incluye, dependiendo del cómico que narre el chiste, zoofilia, gerontofilia y coprofagia, por decir lo menos. La descripción de esta vistosa actividad sexual se puede prolongar por varios minutos, casi horas, y ahí está la gracia: todo es tan demente, tan absurdamente grosero, tan inmodestamente desmadrado, que el remate del chiste, que le da el título a la narración, realmente importa bien poco. "¿Cómo se llama el show", dice el atónito agente. "Los Aristócratas", responde el pater familias.
Tras el 11/9 en Nueva York, el humorista Gilbert Gottfried, en el primer evento cómico tras la destrucción, y tras ser abucheado por contar el chiste de que tenía miedo de ir a NY porque le dijeron que el avión hacía escala en el edificio Empire State, echó mano a esta viejísima rutina y mató. El éxito de su interpretación motivó a los realizadores Paul Provenza y Penn Jillet a hacer un excelente documental que por estos días se puede ver en HBO: toda la historia del chiste y decenas de cómicos interpretándolo.
Para mí, un estudio sobre el humor y una buena oportunidad de matarse de la risa.
Aquí un estracto que no necesita traducción.
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