20071107

Que no vivan los novios


Cap 4. A Raskolnikov no le gustó la idea de que su hermana se case con Luzhin, el ricachón soltero. Es más: la aborreció. Cree que la pánfila de su hermana está hipotecando su vida por salvar a lo que allá en la provincia consideran "la joya" de la familia: él. Le parece que Sonia Marmaladov -la chica que se tuvo que prostituir a causa de su borracho padre- y su angelical hermana Dunya están básicamente haciendo lo mismo. Y que su madre está gastando lo poco y nada que tiene en un plan idiota. Luzhin ni siquiera es capaz de pagarles el pasaje a Petesburgo: las mujeres tendrán que viajar en un carromato y después días y días en un tren de tercera.

Raskolnikov sale a la calle desesperado, para encontrarse con una chica de quince años, borracha, a la que aparentemente acaban de violar. Raskolnikov nota que un viejo verde la sigue y llama a un policía y hace un escándalo, y regala los últimos kopecks que le quedan para que el policía suba a la chica a un taxi. Pero después se pregunta por qué tiene él que ayudar, si acaso este horrible mundo que abusa de los débiles es solo el orden natural de las cosas. La chica desaparece, el viejo verde también y el policía se queda con los kopecks.

No hay respiro en Crimen y Castigo hasta ahora: el mundo es ciertamente una mierda, donde el más grande no solo le pone el pie encima al más chico, sino que lo revienta, lo viola, lo emborracha, lo posee como si fuera una cosa. Raskolnikov podría ser un héroe literario o romántico a lo Che Guevara, y hacer cosas para rebelarse, pero en cambio se hunde en la depresión.

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