20050916

Pobreza en Chile 1

La semántica de la pobreza

Algunas palabras de tanto machacarlas se pudren. El tema de la pobreza en Chile es fundamental en cuanta agenda política, social y económica exista. La pobreza define, aunque sea en el papel, gran parte de la acción de gobiernos e iglesias. Es mal visto que los empresarios quieran simplemente forrarse de plata; ellos dan trabajo y por lo tanto, colaboran con el combate a la pobreza. Los medios de comunicación se cuadran con esta gran misión que tiene el país que es la de terminar con la pobreza.
Pero la pobreza en Chile, si bien está en nuestras agendas y mentes, no está asimilada como parte de Chile, al menos en el uso del lenguaje. Esto suena contradictorio, pero la pobreza está en un lugar muy extraño de nuestro sistema semántico. “Los pobres” son siempre “ellos”, “los otros”. La comuna de La Pintana, que es el paradigma semántico de “pobreza” entre las comunas de Santiago, es parte de la ciudad sólo para cachetonearnos con “lo grande que es Santiago”. Pero cuando alguien de La Pintana va en busca de trabajo a otros lugares de la capital, resulta que no es de Santiago, no es de la RM, y me atrevería a pensar que, a los ojos de ese eventual empleador, ni siquiera es de Chile, sino de ese “nido de delincuentes” que es La Pintana.
Hay un asunto semántico con respecto a la pobreza que tiñe todo esfuerzo por abordarla. Incluso las instituciones que trabajan más de cerca con la pobreza, que la ayudan, que le brindan la red de protección social que las familias pobres en Chile son incapaces de generarse, hablan de los pobres como “ellos”.
Nadie quiere ser pobre. Ni los pobres. La palabra “pobre” es como una enfermedad. Los pobres lo saben, pero no tienen tiempo ni energías para andar preocupándose de semántica y no se enojan si les dicen pobres. Claro que somos pobres. Claro que no tenemos para comer. Claro que dormimos de a ocho en una cama. Claro que nos inundamos en el invierno y las guaguas se nos mueren de diarrea en el verano. Pero tenemos que seguir viviendo: salimos a trabajar en lo que podamos.
La pobreza ha existido siempre en Chile. Sólo en los últimos cincuenta años los no-pobres se dieron cuenta de que había que hacer algo al respecto, que la pobreza no era expresión de un orden natural, sino de una sociedad que eligió dividirse así. Hasta la derecha política y económica terminó aceptando la idea de que la pobreza no era un hecho inamovible. Lo hizo tarde (hace como diez años), pero lo hizo.
Hoy tenemos, por primera vez en nuestra historia, consenso político con respecto a la pobreza.
Y seguimos teniendo pobres para el campeonato.
Una sola pregunta.¿Te casarías con alguien que duerme en una cama con otras ocho personas, que habla con un acento distinto al tuyo, que escucha una música que tú ni a palos, que recibió una educación mucho más mala que la que recibiste tú (no te jactes de que la educación cara en Chile es buena), que tiene probablemente más rasgos indígenas que tú, o los tiene más marcados?
Los pobres son los otros. Los pobres son, desde que aprendiste a hablar en el español de Chile, “ellos”, allá lejos, en sus getos, en sus barrios a los que tú nunca has ido o quizá fuiste una vez poirque te llevaron en el colegio. Están al lado de la autopista en esas casas de pobres, que se inundan y se incendian. Se les queman las guaguas, son gordos, tienen hijos a los quince años, se sacan la cresta entre sí, se curan, se drogan, les faltan dientes, les salen cosas en la piel que tú no soñabas que existían
Los pobres no son “yo”. Ojalá yo no pase nunca jamás a ser pobre. La clase media no pesca a los pobres porque una vez fue pobre, dejó de serlo y no quiere volver a la pobla. La gran pesadilla de la clase media es ser clase pobre. La gran pesadilla de la clase alta es ser clase media, y por eso la clase alta sigue involucrada, a través de la caridad y la beneficiencia con la clase pobre. Si todo sale mal, la clase alta aún tiene una oportunidad de no ser pobre.
Los países que han tenido éxito en la batalla contra la pobreza no son los más ricos del mundo. No es EE.UU., ni Inglaterra, ni Francia. Son aquellos que han logrado que sus sociedades sean sociedades incluyentes, tolerantes, democráticas. En Australia y Escandinavia no hay pobres, pero tampoco ricos. Son homogeneos socialmente. Si eres jardinero o físico nuclear bien por ti, pero –en general, evidentemente—nuestros hijos recibirán la misma educación en la misma escuela. El hijo del jardinero no es “el otro”, ese que vive en una mediagua, para el hijo del doctor. Es Juan Pérez, el cabro que en el colegio es seco para las minas, para el fútbol; el que me cae como el orto o super bien. No es el otro. Es el que está cerca mío. Lo puedo odiar o querer, pero es parte de mi paisaje.

Próximo viernes: Pobreza en Chile 2: época de elecciones

3 comentarios:

Isabel dijo...

Hola, guacho... ¿cómo estai? Pobres... me gusta lo que escribes. ¿Crees que hay otras cosas que convierten al otro en otro, aparte de la plata? Igual eso estabas diciendo -con lo de la Pintana- pero me interesa leer más...
Anyway, ¿te acuerdas que una vez me dijiste que mi terror a las cucarachas era realmente símbolico de mi miedo atávico a la pobreza?

AV dijo...

hola socito, que buen blog y que bueno lo que escribes, interesante curriculuns... eso poh, saludos y sigue aportandonos a los jovenes y bla bla bla...

Ella dijo...

Hola
Mi nombre es Carla Ramos y estoy realizando un trabajo que involucra la clase baja, la pobreza en Chile. Me gusto e intereso mucho lo que que escribiste, por lo que me atrevo a preguntar si tienes informacion estadistica sobre la clase baja en comparacion a la alta, en cualquier ambito.

Muy bueno el blog.
Gracias
Chao.

Si tienes algo de informacion mi correo es: carla.asz@hotmail.com.