20050924

Pobreza en Chile 2

Pobreza en Chile 2
Pobreza y elecciones
Antes la bandera de la izquierda era cambiar al sistema. Casi automáticamente, la pobreza chilena sería derrotada. La bandera de la derecha iba por mantener el sistema: el orden, se creía, era el que evitaba que hubiera más pobreza. En los sesenta, la irrupción del centro demócratacristiano nutrió a una generación con la idea de que la salida era una mezcla de ambas ideas.
Después de una larga vuelta que incluyó una dictadura sanguinaria, los temas macropolíticos (qué sistema queremos, qué tipo de sociedad deseamos, hasta dónde debe lelgar el derecho a la propiedad) se han consensuado en la clase política. La erradicación de la pobreza –al menos de la más miserable-- es casi la única parte de las agendas políticas de los candidatos que nadie pone en duda.
La erradicación de la pobreza es un manjar tentador para cocinar promesas de campaña; como estas elecciones no son unas con programas de gobierno sobre la mesa, no sabemos si alguien se va a tentar prometiendo tal cantidad de pobres menos al final de su gobierno. Si nadie se sale de madre, no habrá un cambio radical en el ataque a la pobreza. Despojadas hace una década de ropajes ideológicos, las políticas públicas sociales son cada vez más técnicas. Los gobiernos de la Concertación han hecho mucho por aumentar el gasto social, y poco para velar por la eficiencia en el gasto de esos recursos; y han desarrollado programas –oficinas con planes determinados y algo de recursos-- para atacar problemas sociales que antes sonaban desgarradores.
Hasta el momento, las políticas públicas han sido, desde Pinochet en adelante, absolutamente paternalistas. Necesarias, relativamente exitosas, todo lo que quieran, pero paternalistas. ¿Tiene un problema? Nosotros se lo arreglamos.
El resultado de esto ha sido una suerte de dependencia de los programas municipales. Se ha creado una relación de necesidad, en el que el único recurso al que los pobres pueden recurrir es al gobierno local. Hay mucho, muchísimo voluntariado también, pero la mayor cantidad de plata destinada al combate a la pobreza la hace el fisco a través de los gobiernos locales (y no estoy metiéndome ni en el tema de educación ni el de salud... aún)
Hace unos meses entrevisté para El Mercurio a Mohammad Yunus, el economista bengalí que creó en India el Grameen Bank, también conocido como banco de los pobres. El objetivo –por cierto cumplido-- del Grameen, fue transformar a los miserables en pobres. Con créditos de cinco dólares por persona, Yunus hizo una gran diferencia.
Yunus decía esa vez que Chile tenía la gran oportunidad de ser, para 2010, un país sin pobres. Él pensaba en un país sin miseria. Para cualquier candidato, este es un objetivo modesto, una promesa de campaña destinada sólo a los pobres entre los pobres... pero también a los foros de las naciones unidas. Las grandes masas de pobres en Chile no mendigan con lepra a cuestas: trabajan en empleos cuya remuneración no les alcanza. Esto es, desde luego, un eufemismo para decir que “viven” con 30, 40 o 50 mil pesos al mes... varias personas.
Como no hay programas de gobierno por ninguna parte aún no podemos saber si el acercamiento va a ser paternalista o vía “empowernment”. Desde luego, el paternalismo otorga más votos. Y es mucho más difícil de cortar. La tercera vía (¿Lavín? ¿¿Piñera??) puede ser la ruta de la flexibilidad laboral y el fin del sueldo mínimo. Es decir, más trabajo para todos, pero por menos tiempo y/o plata.
¿A alguien se le ocurre algo? A mí, de momento, nada.

Próximo viernes: De qué cresta estamos hablando.

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